Los más asiduos a este rincón ya habréis adivinado lo mucho que admiro a Neil Gaiman. A mi modo de ver, este arquitecto de la imaginación ha construido algunas de las historias más maravillosas jamás contadas. Pero si necesitáis credenciales que demuestren que los consejos de Gaiman merecen vuestra total atención, cito algunos de sus trabajos: The Sandman (1988-1996) está a la cabeza de las mejores historias que he leído, altamente recomendable para cualquiera, Buenos Presagios (1990) un libro que escribió junto al gran Terry Pratchett, Stardust (1999), Coraline (2003), American Gods (2001)… Todos ellos son bestsellers que confirman el talento de este escritor y su poderosa inventiva.
En su blog personal, Neil Gaiman Journal, de vez en cuando suelta algún que otro consejo que todo escritor debería atesorar con recelo. Es un privilegio para cualquiera que escriba poder leer, del puño y letra de Gaiman, consejos tan valiosos y precisos sobre el oficio de escritor. En una ocasión, una chica le hizo una pregunta. Una consulta muy sencilla, con la que muchos de vosotros os sentiréis identificados, independientemente de la edad:
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«Tengo 14 años y sueño con convertirme en escritora. ¿Me darías algún consejo sobre qué puedo hacer por ahora para alcanzar mi sueño en un futuro?»
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Una chica joven que sueña con ser escritora, ¿te suena? A una edad más o menos temprana todos nos hemos preguntado esto en algún momento. Y ahora tenemos la suerte de recibir una respuesta de uno de los mejores escritores de nuestro tiempo.
Neil Gaiman le responde lo siguiente:
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«En primer lugar, necesitas leer. Lee todo lo que llegue a tus manos. Lee los clásicos en cualquiera de las áreas de escritura sobre las que quieras trabajar, así sabrás qué puntos fuertes tiene cada género. Lee también otras áreas, fuera de tu zona de confort, así sabrás qué más hay ahí fuera. Ante todo, lee.
En segundo lugar, experimenta. Diviértete. Si encuentras un escritor que te gusta, escribe como él. Y luego prueba algo distinto. Escribe lo que sea, cualquier cosa. No te preocupes porque sea bueno o por si la gente lo leerá. Simplemente escribe, escribe mucho.»
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No es la primera vez que comparto este consejo, siempre he dicho que leyendo y escribiendo es como se forja el buen escritor. Pero, como en toda disciplina artística, no basta con actuar, también hay que sentir: utiliza la magia que reside en las palabras y hallarás la fórmula para contar historias desde el alma. Recuerda que las emociones se pueden transportar en un libro.
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«Tercero, lee libros sobre escritura, utiliza cualquier cosa que te parezca interesante e ignora todo aquello que no te guste. Cuando era niño, recuerdo el placer que experimenté cuando encontré un libro llamado EL ARTE DE LA CIENCIA FICCIÓN, editado por Reginald Bretnor con ensayos de un puñado de escritores, aunque lo único que usé (creo) fueron las descripciones de John Bruner acerca de las distintas formas de historias y el aviso de Larry Niven de atesorar tus erratas (de donde nació CORALINE).»
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La magia de la escritura reside en su flexibilidad. No acates normas como si fuesen órdenes, ni tomes cada consejo como algo sagrado. Crea tu propio camino; acepta lo que creas que va contigo, lo que puede ayudarte, y descarta aquello que no te convence. Puedes ser todo lo creativo que quieras y todo lo constructivo que necesites ser. Cada escritor es un mundo y cada lección una opción, no una obligación.
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«En cuarto lugar, vive todo lo que puedas. Todo aquello que puedas ver, los lugares a los que puedas ir, las vidas con las que puedas conectar, lo mucho que honestamente sepas escribir y todos los recuerdos que puedas tener te servirán para hacer que tu imaginación se haga realidad.»
No dejes que la gente te desanime. (No estás obligada a contarle a nadie que vas a ser escritora.) No estás en la agenda de nadie. Puedes conseguir un trabajo donde puedas escribir, o conseguir uno totalmente diferente: ninguna de estas cosas importan en este oficio. Solo debes saber que vas a necesitar tiempo para escribir, es lo único que necesitas.
Más allá de eso, estás solo tú. Y cuando estés frente a una pantalla o frente a un folio en blanco, será como tiene que ser.»
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Cuando aceptas que eres escritor, la realidad toma un matiz distinto. Si quieres tener cosas que contar, necesitas vivir todas las experiencias y aventuras que te sean posibles; viaja, explora, arriesga… Al final, como mínimo, te llevarás la experiencia y una historia que contar, con mejor o peor final.
No importa lo que estudies, ni lo que ejerzas, lo único que importa es el tiempo y empeño que dediques a leer y escribir. Exprésate sobre el papel tal y como eres, sin pretensiones. Disfruta del proceso y sé constante. Si realmente te apasiona escribir, esto es lo tuyo.
Si te has quedado con ganas de más, aquí tienes otro artículo donde comparto consejos de Neil Gaiman para tener buenas ideas. Y, por supuesto, te recomiendo sus libros. Estoy seguro de que te aportarán mucho más de lo que te imaginas, en mi caso fue así.