3 Maneras de Enfocar una Historia de Fantasía
La fantasía es uno de los géneros literarios más populares, y con razón. Las posibilidades que ofrece son casi infinitas y es muy fácil sorprender al lector con historias de este calibre. No obstante, como todo, tiene sus limitaciones e imposiciones.
No hay que olvidar que, por mucha imaginación que tenga un escritor, somos seres humanos con una percepción humana. Cuando creamos un mundo fantástico, aunque esté ambientado en otra dimensión ajena a la del hombre, estamos utilizando nuestra concepción del mundo (una concepción humana) para concebir ese mundo alternativo. Sería francamente difícil meterse en la piel de una criatura ficticia para intentar asimilar cómo percibiría su propio mundo y cómo debería comportarse acorde a la influencia del mismo.
Es muy común que en una historia de fantasía ambientada en otro mundo existan seres humanos, aunque convivan con otras razas o tengan características que los distinguen de lo que nosotros entendemos por humanos. Un elfo o un orco no deja de ser una derivación de nuestra concepción de raza inteligente. A fin de cuentas, un elfo es un humano alto, con orejas puntiagudas, rasgos delicados y poderes mágicos. Mire como se mire, la inventiva que les dio vida partió de la base de un ser humano.
Incluso en un mundo ficticio sin seres humanos, habitado por seres fantásticos y animales parlantes, sigue estando presente ese «factor humano», ya sea en la arquitectura que utiliza las medidas del hombre aún sin él, o en las criaturas míticas derivadas de la figura humana, como el sátiro, la ninfa o el centauro. Hasta la flora y la fauna de ese mundo son seres que existen en el mundo real, aunque posean ciertos atributos o características sobrenaturales. El origen de todo ello subyace en nuestro mundo, por muy mágico e increíble que sea ese otro universo inventado.
¿A dónde quiero llegar con todo esto? A que incluso cuando creamos un mundo fantástico hay evidencias de la existencia del nuestro. A veces es más evidente que otras, pero siempre está presente, ya sea en el comportamiento de las razas, en las leyes físicas de ese otro universo, en la arquitectura (curiosamente adecuada para seres humanos), en la flora, en la fauna, o en cualquier otro detalle.
Esto no es necesariamente malo, pues al fin y al cabo somos personas que escribimos para otras personas. No tendría mucho sentido desarrollar un lenguaje o un mundo para dirigirnos a una especie ficticia, por muy realista que eso haga nuestra interpretación de ese otro mundo.
Dicho esto, ya deberías entender que, sea como sea un mundo fantástico, va a tener aspectos del nuestro que no podrás evitar por mucho que te esfuerces. Sencillamente porque no puedes luchar contra la percepción del mundo que tienes como ser humano. Así pues, hasta un mundo fantástico independiente tendrá grandes dosis del mundo real, aunque a nivel narrativo se presente como algo totalmente nuevo para el lector.
Esta relación entre el mundo fantástico creado por el escritor y el mundo real genera tres divisiones: Mundo Fantástico Compartido, Mundo Fantástico Cruzado y Mundo Fantástico Independiente.
Mundo Fantástico Compartido
Este tipo de mundos fantásticos se caracterizan por existir en nuestro mundo, aunque su existencia permanece de algún modo oculta, de manera que el mundo real pueda seguir existiendo tal y como lo conocemos, sin que la existencia de magia o seres fantásticos lo altere. Un buen ejemplo serían Los Incursores de Mary Norton, esas criaturas diminutas que viven escondiéndose de los humanos, y que existen dentro de su propio (y diminuto) mundo, al mismo tiempo que habitan el nuestro.
Otro ejemplo ideal que representa este modelo: Harry Potter de J. K. Rowling. El mundo de los magos y de los muggles coexisten sin demasiados roces en un mismo plano existencial. Tanto la existencia de la magia como la condición de mago son un secreto para la mayoría de los muggles, lo que permite esta convivencia pacífica. Por ello, el mundo, nuestro mundo, puede existir tal y como lo conocemos, aún albergando todas las maravillas imposibles que aparecen en las novelas de Harry Potter.
En Las Brumas de Avalón, de Marion Zimmer Bradley, la historia se sitúa en nuestro mundo, pero en la época de las leyendas artúricas, añadiendo mágica y otros componentes fantásticos. Mas no deja de ser un pasaje de nuestra historia medieval, pues está ambientada en nuestro mundo, aunque sea otra época.
En el momento en el que los seres y criaturas que viven en nuestro mundo vengan de otra dimensión o universo accesible, este pasa de ser un mundo compartido a un mundo cruzado. Por la sencilla razón de que tales criaturas NO pertenecen ni habitan en nuestro mundo.
Obviamente este fenómeno no solo se presenta en novelas, también ocurre en el cine. Por ejemplo, la película Mi Vecino Totoro del Studio Ghibli ejemplifica muy bien la relación y convivencia entre criaturas sobrenaturales y humanos en el mundo real.
Mundo Fantástico Cruzado
El mundo que conocemos y el mundo fantástico están conectados de algún modo entre sí, lo que permite los viajes entre ambos planos de realidad. Esto es lo que se conoce como Mundo Fantástico Cruzado. El ejemplo más evidente de esto sería la trilogía de Las Crónicas de Narnia de C. S. Lewis, donde un armario hace de portal a Narnia, un mundo totalmente fantástico y diferente.
Otro mundo fantástico al que se puede acceder desde nuestro mundo es Neverland (El País de Nunca Jamás). Peter Pan puede saltar entre ambos mundos gracias a su capacidad para volar.
Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll también presenta un claro ejemplo de mundos conectados a través del agujero de conejo.
Otras novelas similares serían El Maravilloso Mago de Oz de Lyman Frank Baum y La Historia Interminable de Michael Ende.
Y volviendo al cine, una película con una historia que cumple estas características sería Dentro del Laberinto.
¿Pero cómo diferenciamos un mundo fantástico compartido de uno cruzado cuando los elemento fantásticos son muy abundantes? Por ejemplo, en Harry Potter, Hogwarts y el mundo mágico tienen una poderosa presencia en el mundo real. ¿Cómo cerciorarse de que ambos mundos comparten el espacio y no son dimensiones aisladas? Porque ambos están bajo el mismo cielo, el mismo Sol, pertenecen al mismo Universo y están en el mismo planeta. Por mucho que difieran de los humanos, por muy mágicos que sean, si viven en el planeta Tierra, es un mundo compartido.
Mundo Fantástico Independiente
Este es el modelo más fácil de identificar y de los más recurrentes en fantasía. Se trata de un mundo fantástico independiente al mundo que nosotros conocemos. No obstante, siempre existen elementos de nuestro mundo, como ya mencioné al principio. La existencia de humanos en El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien ya es un motivo más que suficiente para comparar ambos mundos. Y huelga decir que toda ambientación medieval fantástica se inspira en la Edad Media.
La gran mayoría de historias ambientadas en mundos fantásticos independientes beben de fragmentos de nuestra historia, como es el caso de la Guerra de las Rosas y Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin. Lo que demuestra que, aunque la geografía cambie, los actos de los hombres siguen siendo los mismos, independientemente del mundo en el que estén.
Otros muchos ejemplos de mundos fantásticos independientes son: El Ciclo de Terramar de Ursula K. Le Guin, Conan de Robert E. Howard, las Crónicas del Asesino de Reyes de Patrick Rothfuss, Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski o el Mundodisco de Terry Pratchett.
¿Y qué pasa con los mundos paralelos?
Quizá algunos os hayáis hecho esta pregunta al haber descrito los tres modelos. Universos alternativos como el de Coraline de Neil Gaiman, o los otros mundos de la saga de La Materia Oscura, ¿dónde encajarían? Este tipo de mundos paralelos pertenecen al grupo de mundos cruzados, pues no dejan de ser mundos independientes aislados del nuestro, pero que mantienen una relación a nivel existencial. No voy a entrar en temas metafísicos, en resumidas cuentas: si existe una barrera existencial que separa ambos mundos, están precisamente así, separados.
Tampoco hay que confundir la ucronía con ninguno de estos tres modelos. Puede existir un mundo ucrónico funcional en cualquiera de estas tres divisiones.
¿Cuál de los tres es tu modelo predilecto? ¿Se te ocurren más ejemplos de cada uno de ellos?