Estoy seguro de que si te digo: Juego de Tronos, inmediatamente sabes a qué me estoy refiriendo. Da igual que seas de esos a quienes no les van las series, el género de fantasía, o ninguna de las dos cosas. Da igual que no hayas visto una serie o leído un libro en tu vida, de un modo u otro habrás oído hablar de Juego de Tronos. Aunque si estás leyendo esto probablemente ya estés curtido en sagas y series fantásticas, especialmente en ésta, así que intentaré minimizar los preámbulos.
Este artículo está exento de spoilers, puedes leer con tranquilidad.
Antes de nada quiero dejar claras unas cuantas cosas. Este artículo tiene detrás muchas horas de investigación e indagación, pero eso no quiere decir que si copias literalmente las 7 claves aquí dadas vayas a vender tú también un best seller. A la hora de evaluar el por qué de un éxito literario (o televisivo), hay factores circunstanciales que escapan de todo análisis, imposibilitando la receta infalible del best seller. Ahora bien, si Juego de Tronos ha triunfado tanto, aquí está el por qué. Pero lo dicho, emular los motivos de un éxito no garantiza nada.
Que no te engañen, no existe un «Cómo escribir un best seller» o «Cómo ser un escritor multimillonario». Por una razón muy sencilla: una obra maestra no siempre hace rico y famoso a su autor, pues el arte es demasiado subjetivo como para establecer un patrón general e infalible. En las librerías hay montañas de libros magníficos escritos por un autor que casi nadie conoce. De hecho, Canción de Hielo y Fuego (el nombre de la saga literaria de la que deriva Juego de Tronos) ya tenía un buen puñado de seguidores y había cosechado bastante fama a nivel literario, pero nada comparable a la tremenda obsesión masiva a nivel mundial que ha generado gracias a la serie. El éxito de una obra siempre está sujeto a aspectos que el autor no controla, y es por ello que no puedes escribir un libro con un 100% de garantía de que será un éxito arrollador.
Pero crear y triunfar con algo tan maravilloso como Canción de Hielo y Fuego tampoco ha sido cuestión de suerte. George R. R. Martin, su autor, ha trabajado toda su vida como guionista y ha dedicado inconfesables años a crear el fantástico mundo de Poniente. El trabajo que hay detrás es incuestionable, toda una proeza literaria digna de elogio. Y una vez hemos valorado esto cabe preguntarse, ¿cuáles son las claves del éxito de Juego de Tronos?
Ojo, aquí hablaré refiriéndome al éxito de la serie de la HBO, no de la saga literaria. Al tratarse de géneros completamente distintos es conveniente matizar este punto, ya que las diferencias son más que considerables. Inclusive a nivel de guión es bastante diferente. Además, la serie cada vez se distancia más de los libros según avanzan las temporadas. Aún así, la esencia de la serie deriva de los libros, por lo que estas 7 claves también podrían ser aplicables a la saga literaria, a su modo.
Y vuelvo a formular la incógnita: ¿Cuáles son las claves del éxito de Juego de Tronos? ¿Por qué gusta tanto? ¿Por qué ha enganchado a gente que ni siquiera era aficionada al género?
Estos son, desde mi punto de vista, 7 de los aspectos que han hecho de Juego de Tronos una serie de éxito a nivel mundial:
1) Realismo.
Juego de Tronos es tan realista que podría pasar perfectamente como un pasaje de nuestra Historia Universal. Seres humanos imperfectos, plagados de virtudes y defectos por igual, cada uno con su objetivo más o menos egoísta. Acontecimientos y eventos perfectamente planteados a raíz de situaciones conflictivas, políticas y sentimentales. Curiosamente, en nuestra propia Historia podemos encontrar situaciones muchísimo más increíbles que muchas de las que ocurren en la serie. De hecho, es oficial que el propio George R. R. Martin se ha inspirado en la Historia de Inglaterra para crear Poniente y los entresijos políticos que conforman su sociedad. Esta similitud de acontecimientos y el realismo que conlleva ayuda al espectador a sumergirse en la trama. Y así adentrarse en la propia Historia de un mundo ficticio, como si de algo auténtico se tratase.
2) Cualquiera puede morir.
Este realismo nos lleva al siguiente punto: Cualquier personaje puede morir. Parece una tontería, pero a nivel de guión es un aliciente muy poderoso. Estamos tan acostumbrados a ver series y películas que siguen un patrón que, saber que hasta el protagonista puede morir en cualquier momento crea una tensión constante en cada escena. Quienes siguen la serie saben que esto es un arma de doble filo, pues el hecho de que sea fácil terminar muerto nos invita a reprimir nuestro afecto hacia los personajes más simpáticos. El hecho de que Juego de Tronos esté ambientada en un medievo fantástico, pero con toda la crudeza y violencia de dicha época, no permite al espectador bajar la guardia en ningún momento. Y menos aún cuando su personaje favorito está en escena.
3) Ni buenos, ni malos.
No hay héroes, no hay villanos, simplemente hay personas con propósitos. Como un acercamiento adicional a la realidad, donde las personas totalmente malvadas o totalmente buenas no existen. Alguno pensará que Atila el Huno es una excepción, pero incluso alguien como Atila tenía sus virtudes. Y no iba motivado exclusivamente por el fuego y la destrucción. Tenía familia, amaba a sus hijos y a su pueblo. El elenco de Juego de Tronos es tal que así. Cada cual busca sus intereses, o los de su familia, movidos por sentimientos y emociones totalmente humanas. La figura del héroe es muy abstracta, siendo el antihéroe el concepto rey de la serie.
4) Puedes elegir un bando.
En Juego de Tronos no existe un único protagonista. De hecho, hay demasiados personajes principales. El formato de novela río le ha permitido a R. R. Martin crear varios frentes donde disponer a un vasto elenco de personajes, cada cual con sus objetivos e intereses. Algunos son más honrados que otros, los hay egoístas, altruistas, pero es terriblemente difícil tener un único personaje favorito. Cada espectador apoya a una Casa (o a varias) o a un personaje (o a varios), de manera que se genera una rivalidad con el resto de personajes que rivalizan con el nuestro, algo que no podría ocurrir si existiese un único protagonista. El hecho de que existan bandos y podamos decantarnos por uno o por otro es un fuerte aliciente, que invita a seguir la historia constantemente.
5) Se anticipa a las anticipaciones. Es impredecible.
R. R. Martin es un experto en guión, conoce los tópicos y clichés que siempre se repiten en la literatura, en el cine y en la televisión. Por regla general, la mayoría de guiones se rigen por una serie de pautas y tramas prediseñadas, que consiguen una reacción determinada en el espectador. Al tener éxito, estas fórmulas se han ido repitiendo una y otra vez, hasta tal punto que cualquier persona, sin conocimientos previos sobre guión, puede predecir lo que ocurrirá en una trama tan sobreexplotada. Pero George R. R. Martin le da la vuelta a esto. Predice nuestra predicción, y ahí reside su magia. Sabe perfectamente cómo piensa el lector/espectador promedio, y valiéndose de la confianza que todos manifestamos cuando creemos saberlo todo sobre historias, ahí precisamente es dónde ataca. El espectador promedio se considera inteligente y confiado durante la lectura, capaz de predecir los movimientos y giros de guión que la trama le puede ofrecer. Por esta actitud tan defensiva es muy difícil sorprender al lector con un giro inesperado y además plenamente justificado. No obstante, para R. R. Martin esto es un juego de niños, pues sabe cómo funciona la mentalidad de sus lectores. Y lo más importante: sabe cómo usarlo a su favor.
Su fórmula es la siguiente:
1) Recurre a un tópico fingiendo que lo ha cometido “accidentalmente”.
2) Desarrolla el tópico con total evidencia, haciendo que el final parezca algo predecible.
3) Al final ocurre todo lo contrario a lo esperado.
No quiero fastidiar a nadie con un spoiler, así que para explicar esto utilizaré la imagen de una sandía, que ejemplifica a la perfección la fórmula George R. R. Martin. Aquellos que siguen la serie, y hayan sabido identificar la escena «de la sandía», acaban de entender la efectividad de la susodicha fórmula.
Lo mejor de todo es que conocer esta fórmula no quiere decir que seas capaz de prever las nuevas jugadas. No es tan sencillo como positivar el concepto y empezar a verlo todo como si fuese a ocurrir precisamente lo contrario. Si nosotros imaginamos el desarrollo de una escena de una manera, es porque siempre lo hemos visto así. Predecir un final distinto no es nada sencillo. De hecho, ¿cuántas veces hemos sopesado mil desenlaces posibles para una historia, y al final no nos hemos acercado lo más mínimo a ninguno de ellos?
Pocas series de televisión o películas pueden presumir de sorprender al espectador de principio a fin. Juego de Tronos consigue esto cada minuto, en cada escena y en cada giro argumental. Es totalmente impredecible. No se rige por un patrón, pues en cada escena puede pasar de todo, o puede no ocurrir nada. La incertidumbre es constante y los personajes acompañan al espectador con esa sensación de desasosiego y desconfianza. En el momento menos pensado, quien menos te pensabas, hace lo último que te habrías pensado que podría hacer. Esta constante mantiene a los espectadores pegados a la pantalla. Y es que es imposible aburrirse viendo Juego de Tronos.
6) Personajes muy vivos.
La mejor forma de evaluar la calidad de un personaje es a través de su psicología. Analizarlo como si de una persona se tratase. ¿Son lógicas sus acciones? ¿Es realista en conjunto? ¿Posee convicciones contradictorias? En el diseño de personajes, la clave reside en buscar la perfección a través de las imperfecciones. Pues del mismo modo que ninguna persona es perfecta, un personaje tampoco puede serlo.
Juego de Tronos tiene personajes imperfectos y sublimes, construidos con gran dedicación y meticulosidad. Cada uno de ellos tiene vida propia, hasta tal punto que el espectador los llega a conocer incluso mejor que a sí mismo. Con esto, se logra crear una conexión emocional tácita y auténtica entre espectador y personaje. Es por ello que las muertes y penurias de algunos personajes nos afectan profundamente, más de lo habitual.
7) Sexo, zombies y violencia.
Vale, todo lo anterior está genial, pero, ¿por qué hay gente tan aficionada a la que ni siquiera le gustaban las series o la fantasía medieval? Tres palabras: sexo, zombies y violencia. Una fórmula muy efectiva para ganar espectadores. Es muy triste decir esto, pero es así. Gente que no ha visto un episodio de una serie en su vida, y que no entiende el concepto de fantasía medieval, están enganchados a la serie y la siguen al día, ¿qué otra excusa iban a tener? Los productores de la HBO saben lo que vende: tienen una trama adictiva, unos personajes increíblemente realistas, a eso le suman escenas de sexo, desnudos innecesarios, masacres y torturas explícitas. El resultado es la serie más vista. Es un recurso muy comercial, pero efectivo.
Obviamente aquí se está dejando de lado todo el apartado técnico que hace que la serie funcione. Es decir, estas 7 claves del éxito de Juego de Tronos son las que puede apreciar directamente el espectador, pero no se debe olvidar todo lo que hay detrás: actores excepcionales, un equipo técnico, maquillaje, decorados, todo lo que trasciende más allá del guión. Una catedral no podría mantenerse sin los contrafuertes, pero tampoco podría existir sin ladrillos. Aquí se aúnan una serie de elementos excepcionales, que dan vida al resultado final que vemos a través de las pantallas. Pero después de un largo proceso de escritura, estudio, ensayo, rodaje y postproducción. Incontables labores que hacen que los libros de R. R. Martin cobren vida a través de la pantalla y lo hagan de un modo tan impresionante como el que ya conocemos. Creo que Juego de Tronos es un buen ejemplo de que el trabajo duro da los mejores frutos.