En Internet, especialmente en comunidades online y redes sociales, las faltas de ortografía proliferan como setas en un bosque. Son muchos los ojos que se resienten cuando se topan con aberraciones del tipo «bendo pero lavrador», «boy a aser», o «serrado asta el hamaneser». Aunque no siempre es tan exagerado, las faltas ortográficas se han convertido en una constante para la inmensa mayoría de internautas. Y para colmo, ante las quejas y correcciones de quienes saben escribir, la mayoría de estos infractores reacciona a la defensiva, o escudándose en alguna falacia barata del tipo “es que escribo rápido”, “es que son 140 caracteres”, “esto no es la escuela, aquí puedo escribir como me dé la gana”.
Creencias como éstas han dado lugar a licenciados que no saben si escribir se escribe con b o con v. Y no, no exagero. Personalmente conozco a gente que tiene carrera y máster y aún así escriben su propio apellido sin tilde, desconocen las reglas de puntuación o son incapaces de diferenciar ahí, hay y ay.
Uno de los argumentos más extendidos en el que se respaldan estos infractores pretende que, aquellos que escriben correctamente y conocen las reglas gramaticales y ortográficas, sean vistos como personas estiradas y pedantes. Como si escribir correctamente fuese una virtud exclusiva de niños ricos y mimados que han estudiado en colegios privados. Esta percepción es estúpida.
Siento lástima por aquellos que se avergüenzan de sí mismos por saber escribir y expresarse. Aunque es un sentimiento comprensible, más aún cuando la inmensa mayoría de tus contactos de internet escriben mal, y te sientes raro poniendo tildes en una conversación donde no existen ni puntos ni comas. ¿Alguna vez te ha pasado? Estás participando en una conversación en alguna red social: todos escriben mal y te preocupa que te tomen por pedante si llegas tú a poner los puntos sobre las íes (y nunca mejor dicho). Al final, o escribes mal a propósito para no destacar demasiado, o simplemente no compartes tu opinión. Ambas opciones son verdaderamente tristes. Y para lo único que sirve tu timidez es para avivar esa ignorancia general que se extiende como la pólvora.
Ese es uno de los motivos que impulsó la iniciativa de la que hoy vengo a hablar: La Asociación de Páginas de Ortografía, más conocida como APO. Es una comunidad digital que actúa bajo el lema «No es modalidad, es cultura y educación» y está compuesta por una alianza de comunidades que abogan por la buena ortografía.
De entre estas comunidades es obligatorio mencionar a Amantes de la Ortografía. Actualmente su página en Facebook roza los casi 850.000 suscriptores. Su labor consiste en subsanar la lengua de los internautas y hacer ver al mundo la importancia de escribir bien.
Fabián Pino Pérez, Sebastián González Gómez y Álex Hidalgo Marcos son los tres jóvenes detrás de APO. Su cruzada, a pesar de llevar poco tiempo, ha dado frutos inmediatos, con una enorme acogida en las redes sociales y una gran aceptación general en la red. Lo que demuestra lo importante que es la ortografía y la gramática para la mayoría de la gente.
A través de las redes sociales, APO y Amantes de la Ortografía se encargan de publicar consejos útiles para la buena ortografía, además de reglas actualizadas de la lengua española. Su propósito es difundir, en un formato jovial y divertido, la correcta escritura.
Según reza la RAE la ortografía es el “Conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua.” Si una ortografía es insuficiente, esa persona no conoce la lengua completamente. Si nos ocurre esto con una lengua extranjera que estamos aprendiendo, está bien, es normal al principio. Pero, ¿y si nos ocurre con nuestra lengua mater? Recuerda que, ante la afirmación: yo sé escribir español, tendrías que ponerle comillas. Porque técnicamente NO sabes español completamente. Es tal y como suena. Y si alguien es incapaz de escribir un puñado de frases sin faltas de ortografía en su propia lengua, algo grave está ocurriendo.
¿Pero hasta qué punto es importante la ortografía?
Vivimos en una era donde existe internet y la comunicación se basa principalmente en la palabra escrita. Saber comunicarse es esencial.
Dominar la palabra escrita es dominar la comunicación. Todas las reglas ortográficas tienen un por qué en favor de una mejor comprensión y para facilitar la comunicación. La ausencia de una simple coma cambia el sentido a toda una oración. Y aquí se me viene a la mente el clásico ejemplo:
Somos privilegiados. En una era donde puedes hablar con cualquier persona del planeta a través de una pantalla, donde puedes compartir tus palabras con cualquiera en cualquier momento, donde puedes acceder a una fuente de información casi infinita, a infinidad de diccionarios digitales (de sinónimos, antónimos, de poesía…) ¿Tan difícil es acostumbrarse a escribir bien?
¿Necesitas más motivos para autoconvencerte de la importancia de esto? Te daré cuatro motivos fulminantes por los que deberías tomarte muy en serio tu ortografía.
Para conseguir un buen trabajo es vital conocer las reglas ortotipográficas. Cualquier responsable de recursos humanos te dirá que, sin una buena expresión escrita, da igual lo completo que sea tu Curriculum Vitae, vas a quedar automáticamente descartado.
Si tienes hijos y propicias en ti mismo esta mala costumbre, inconscientemente estás haciendo que ellos aprendan mal y adopten esa costumbre como algo normal. Un niño es como una esponja que absorbe todo cuanto le rodea, y si ve que escribes horriblemente por comodidad, él hará lo mismo. Salvo que él no lo hará por comodidad, sino por aprendizaje.
Denota cultura. Alguien que escribe correctamente es alguien culto que, como mínimo, merece respeto. No esperes que te tomen en serio si escribes una carta a un periódico llena de faltas de ortografía. Del mismo modo que un ayuntamiento se mofará de las quejas del ciudadano que hayan sido escritas con errores garrafales. Si quieres inspirar seriedad, profesionalidad y confianza, tu escritura juega un papel fundamental.
Hoy en día está de moda aprender idiomas. Y con razón. Los idiomas son el futuro, abren fronteras y unen culturas. Pero, ¿no es ridículo aprender otro idioma sin conocer el tuyo propio? Aprende las normas básicas de tu lengua antes de empezar con otra, de lo contrario contaminarás la nueva lengua con la mala costumbre de no respetar la ortografía ni la gramática. Además de resultarte más difícil su aprendizaje, seguirás cometiendo los mismo errores.
Y si te crees que en la era digital no hace falta escribir bien porque la tecnología te lo deja todo en bandeja, siento decepcionarte. Las apps y plugins, o el clásico autocorrector de WhatsApp son un apoyo, no una excusa para escribir mal. Si te acostumbras a depender de una corrección automática, en el momento menos pensado puedes quedar en completo ridículo cuando tengas que exhibir tu escritura públicamente. No permitas que tu nivel cultural dependa de un aparato.
No olvides seguir a La Asociación de Páginas de Ortografía en Facebook y Twitter. Y acompaña también a Amantes de la Ortografía en su cruzada. Deja atrás la mala ortografía y colabora con esta maravillosa iniciativa.
Y recuerda: hay un montón de motivos para escribir bien y ninguna excusa para no hacerlo.