«Qué importante es la primera frase de una novela»
dijo el peruano Mario Vargas Llosa, mucho antes de ser galardonado con el Nobel de Literatura. Y no le falta razón. Estás más que demostrado por numerosos experimentos que, a un posible comprador, le bastan diez líneas de texto para convencerse de si le gusta ese libro o no. Por no hablar de los editores, mucho más exigentes en ese aspecto. Por este motivo y más, aquí encontrarás las claves para escribir las primeras frases de una novela y no morir en el intento.
¿Pero qué se puede considerar una buena frase de apertura? No se me ocurre mejor ejemplo que Gabriel García Márquez en sus Cien años de soledad: «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». Si después de leer esto no te apetece leer el libro, tu vida es excesivamente interesante.
Pero no sólo basta con llamar la atención del lector con la primera frase, hay que atraparlo con la primera situación descrita. Engancharlo con una cadena de principio a fin, donde cada eslabón sea un párrafo.
Cómo empezar
Las primeras frases de una novela.
Para captar la atención total del lector es necesario que la escena en sí sea sugerente y lo suficientemente potente como para seducir a unos ojos curiosos. Debes invitar al lector a entrar en tu libro, pero sé cuidadoso; una introducción demasiado «impresionante» o sospechosamente emocionante podría delatar tus intenciones.
Si no sabes por dónde empezar la narración de tu novela, ten muy en cuenta los siguientes puntos. Si respetas y consideras estos consejos, no importa de qué trate tu novela, la apertura la harás bien.
Plantea una situación que genere interés.
Nunca sueltes en tu novela un montón de información sin antes haber captado la atención total del lector. Si empiezas tu novela de fantasía épica explicando el sistema sociopolítico que rige el país, las dieciséis dinastías que han gobernado (con nombres de reyes y reinas incluidos) y haciendo un análisis topográfico de los distintos reinos, ten por seguro que nadie va a seguir leyendo tu libro. Y esto no te lo digo como un probable, sino que te lo garantizo. A no ser que hayas alcanzado una fama a nivel mundial y tus lectores sepan que todo lo que sale de tu pluma es oro, de lo contrario te estás privando de la posibilidad de ser leído.
Las cajas de atención.
Empieza con algo interesante, algo que despierte la curiosidad del lector, o que le haga permanecer expectante. Pero ojo, debes darle al lector lo que está esperando más pronto que tarde, o lo perderás. Debes de darle pequeñas recompensas por su paciencia, al mismo tiempo que presentas y conservas nuevos puntos de interés a corto y largo plazo. Dicho de otro modo; tienes una caja grande y diez cajas pequeñas. Cada caja son los puntos de interés de tu historia. Por lo tanto, si lo haces bien, el lector sentirá curiosidad por conocer el contenido de todas las cajas. Pero debes ser inteligente a la hora de revelarlas. Si en el primer capítulo le das nueve cajas pequeñas y la caja grande, tendrás el capítulo más intenso e interesante del mundo y la novela más aburrida. Si lo haces al contrario, y dejas todas las cajas para el final, nadie será capaz de terminar tu novela sin dormirse. Sin punto de interés, no hay nada que motive al lector a seguir leyendo. Dicho esto, la mejor opción es la más obvia: deja la caja grande para el final, cuando el clímax de la historia esté en su punto álgido. Y en cada capítulo, desvela una caja. De este modo el lector tendrá recompensas a corto plazo, y una recompensa mayor al final.
Ahora que sabes cómo despertar interés, sólo tienes que lanzar el anzuelo en la primera página. Muestrale una caja al lector y revela su contenido al final del capítulo. De este modo, habrás captado su atención para el resto de capítulos y él habrá quedado satisfecho al recibir una recompensa a corto plazo. También debes insinuarle la existencia de la caja grande en las primeras páginas y a lo largo de toda la obra, para que esa sensación de «algo gordo pasa al final» se mantenga durante toda la novela.
Muestra los valores clave de tu historia.
Ten cuidado con no excederte a la hora de plantear esa escena, no la alargues demasiado. Di lo que tengas que decir y no des ningún rodeo. Si en tu mundo existe la magia, no esperes al capítulo 6 para que el lector descubra que existe de la mano de un Deus Ex Machina. Y con más inri aún si es un mundo inventado. Déjale claro desde el minuto uno los aspectos fundamentales que componen tu mundo.
Por ejemplo, en la saga La Materia Oscura, en la primera frase te enteras de que existen los daimonion, pues son el factor más importante y característico de dicho mundo fantástico. Hablaré de esto en profundidad más adelante.
Otro caso similar e igual de válido es el primer párrafo del primer libro de la famosa saga de Terramar. Con un único párrafo el lector sabe que se trata de un archipiélago y que existe la magia. Habría sido absurdo revelar esta información tan esencial más adelante.
Comienza de forma directa y breve.
No te enrolles. No hagas descripciones de más de una frase. Cuenta algo directo y rápido. En serio, no trates de convencer al lector de lo muy variado que es tu vocabulario y de lo mucho que te gustan las metáforas, en la primera página. Podrás lucir tus descripciones más adelante, cuando dejen de suponer un repelente para el lector.
Un poco de movimiento siempre ayuda.
Está comprobado que un inicio con algo de movimiento es mucho más atractivo que un inicio donde no ocurre nada. Una escena donde los personajes están en movimiento, o a punto de moverse, es mucho más «adictiva» e interesante que una donde permanecen estáticos. Es mucho más llamativo una persecución a caballo sobre un puente que se cae a pedazos que una conversación en un bar donde no está ocurriendo nada interesante.
Tampoco es estrictamente necesario que se trate de una acción intensa, no tiene por qué ser una persecución a todos gas por San Francisco mientras llueven meteoritos, te basta con que alguien esté yendo a algún sitio. El hecho de que alguien o algo se esté moviendo implica que algo va a ocurrir inmediatamente. Sin embargo, si describimos algo que permanece inmovil, no generamos interés alguno.
Fíjate en los mejores.
Algunos buenos ejemplos de inicio de novelas famosas son:
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.”
Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha (1605)
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.”
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad (1967)
“Un grito viene a través del cielo.”
Thomas Pynchon, El arcoiris de la gravedad (1973)
“Es una verdad universalmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.”
Jane Austen, Orgullo y prejuicio (1813)
“Llámenme Ismael.”
Herman Melville, Moby Dick (1851)
“Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.”
Leon Tolstoi, Anna Karenina (1877)
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría y, también, de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación.”
Charles Dickens, Cuento de dos ciudades (1859)
“Soy un hombre invisible.”
Ralph Ellison, El hombre invisible (1952)
“Mamá murió hoy.”
Albert Camus, El extranjero (1942)
“Soy un enfermo… soy un hombre desagradable.”
Fiodor Dostoyevski, Memorias del subsuelo (1864)
“Era estupendo quemar.”
Ray Bradbury, Fahrenheit 451 (1953)
“Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece horas.”
George Orwell, 1984 (1949)
“Si soy yo el héroe de mi propia vida o si otro cualquiera me reemplazará, lo dirán estas páginas.”
Charles Dickens, David Copperfield (1850)
“Alguien tenía que haber calumniado a Josef K, pues fue detenido una mañana sin haber hecho algo malo.”
Franz Kafka, El proceso (1925)
Atrapar al lector
Cómo introducir un mundo fantástico en el primer párrafo.
Muchos me habéis planteado esta duda: ¿Cómo introduzco al lector a un mundo fantástico que desconoce por completo? Cuando leemos algo que nos suena a chino y no entendemos la mitad de los conceptos que se mencionan (algo muy común al principio de la lectura de un mundo fantástico), es muy fácil ofuscarse y dar el libro por terminado antes del segundo capítulo. Para evitar esto, fíjate en los siguientes ejemplos y observa cómo lo hacen los grandes escritores de ciencia ficción y fantasía.
Introduce la información del mundo discretamente.
Debes contar algo referente a la historia, y adicionalmente mencionar de pasada aspectos de dicho mundo. Pero únicamente aquello que encaje en lo que estás diciendo. Lo que no tenga cabida deberá quedarse fuera. Un ejemplo perfecto es el primer párrafo de la saga Terramar, del libro Un Mago de Terramar, escrito por Ursula K. LeGuin:
La Isla de Gont, una montaña solitaria que se alza más de mil metros por encima del tormentoso Mar del Nordeste, es una famosa comarca de magos. De los poblados de los valles altos y los puertos de calas sombrías y estrechas más de un gontesco ha partido a servir como hechicero o mago en las cortes, o en busca de aventuras, haciendo magias a los Señores del Archipiélago y yendo de isla en isla por toda Terramar. De entre ellos, hay quien dice que el más grande, y con seguridad el más viajero, fue el hombre llamado Gavilán, que en su época llegó a ser Señor de Dragones y Archimago. La vida de Gavilán ha sido narrada en la Gesta de Ged y en numerosos cantares, pero éste es un relato del tiempo en que aún no era famoso, anterior a las canciones.
¿Qué saca el lector en claro del mundo que acaba de conocer? Partiendo desde cero, y con la única información aportada por este párrafo, la información que hemos sacado de un simple párrafo es inmensa:
La magia existe. Los magos existen. La historia se desarrolla en un archipiélago. Algunos magos colaboran en las cortes, otros viajan en busca de aventuras. Y probablemente existieron o existen dragones.
Ya está. Lo más importante de ese mundo ya está dicho. El lector tiene una vaga pero precisa idea del sitio en el que se encuentra. Ya tiene un punto de partida.
Menciona cuanto antes aquello que hace que tu mundo sea especial.
Luces del Norte de la saga La Materia Oscura, del escritor británico Philip Pullman presenta a los daimonion en la cuarta palabra de su saga. ¿Hay un ejemplo mejor? Cuantos antes reveles la esencia principal de tu mundo, mejor.
Lyra y su daimonion atravesaron el comedor, cuya luz se iba atenuando por momentos, procurando mantenerse a un lado del mismo, fuera del campo de visión de la cocina. Ya estaban puestas las tres grandes mesas que lo recorrían en toda su longitud, la plata y el cristal destellaban pese a la poca luz y los largos bancos habían sido retirados un poco con el fin de recibir a los comensales. La oscuridad dejaba entrever los retratos de antiguos rectores colgados de las paredes. Lyra se acercó al estrado y, volviéndose para observar la puerta abierta de la cocina, como no viera a nadie, subió a él y se acercó a la mesa principal, la más alta. El servicio en ella era de oro, no de plata, y los catorce asientos no eran bancos de roble sino sillones de caoba con cojines de terciopelo.
Cualquier excusa es buena para hablar de tu mundo.
El Hobbit, del legendario escritor J. R. R. Tolkien ejemplifica a la perfección esto. Las primeras palabras de su obra le dan al autor la excusa perfecta para hablar de los Hobbits.
En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.
Con todo esto, ya deberías estar más que cualificado para que la apertura de tu novela sea perfecta. Un aspecto imprescindible que debe tener, tanto para ganarte lectores, como para beneficiar la narrativa de la misma.
¿Te atreves a compartir en los comentarios las primeras frases de tu novela o relato? ¿Qué primeras frases de novelas te han cautivado con más fuerza? ¡Nos vemos en los comentarios!