De poco le sirve al escritor contar una historia si no consigue plasmar sobre el papel lo que tiene en su cabeza. En cierto modo, los libros son mensajes. Son «cartas» escritas por un emisor (el escritor) y destinadas a ser recibidas por un receptor (el lector). Quienquiera que escribe un libro lo hace para contar algo, para expresar algo y transmitir algo. Pero hay veces donde las palabras no son suficientes, no basta con una buena descripción o una buena historia para expresar algo que es estrictamente sensorial. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Cómo consigue un escritor que el lector vea esa puesta de sol, huela esas flores y sienta esas emociones que se arremolinan en los personajes? Los consigue gracias a la atmósfera.
Entorno, Escenario, Ambientación y Atmósfera
¿En qué se diferencian?
Tanto el entorno, el escenario, la ambientación, como la atmósfera, tienen una cosa en común: son el envoltorio de los personajes. Son elementos tan indispensables para la narración que, sin ellos, sería imposible transmitir aquello que se pretende. La obra quedaría hueca, insustancial, como un postre sin azúcar. Pero para entender su función en conjunto primero hay que entenderlos por separado.
El Entorno
Es todo lo que envuelve a la trama en sí, no es solo la ubicación física. Dentro del entorno entraría tanto el periodo histórico, la situación política, social, cultural, etc. Normalmente el entorno se presenta en los primero capítulos de la novela y ayudan al lector a ubicarse dentro de la obra. Si el lector no fuese informado del entorno en el que se encuentran los personajes, éste se pasaría toda la novela perdido y desorientado.
El Escenario
Si vemos una novela como si fuese una obra de teatro, el escenario sería el lugar físico donde se desarrolla la historia. Es decir, el escenario literalmente. Es donde se encuentran los personajes en cada escena. Suele ser meramente decorativo y cambiante, incluso en una misma escena puede haber varios escenarios.
La Ambientación
Proporcionar a un lugar un ambiente adecuado, mediante decoración, luces, objetos La ambientación es, sencillamente, la acción y el efecto de ambientar. Sugerir, mediante pormenores verosímiles, los rasgos históricos, locales osociales del medio en que ocurre la acción de una obra literaria, de cine, de radio ode televisión.
La Atmósfera
La atmósfera no es solo aquello que envuelve el aire dentro de cada escena, tiene un significado mucho más profundo que va más allá de lo meramente visual. La atmósfera atiende a las emociones, pues refleja todo lo que sienten los personajes. Dicho de otro modo, la atmósfera es “el escenario de las emociones”, es el vial que conecta emocionalmente al lector con los personajes.
En cine, se denomina atmósfera al espacio de influencia de una película, al ambiente favorable o adverso que se pretende crear en determinadas escenas. En el cine, la atmósfera se planifica con cuidado con el fin de lograr la comunicación interactiva entre lo que hay en la pantalla y el espectador. Para ello, toda la trastienda del cine se vuelve operativa, los decorados, la música, los movimientos de cámara, el ritmo, la puesta en escena, los sonidos ambientales… En narrativa ocurre exactamente lo mismo. Toda la novela gira en torno a una atmósfera concreta.
Cómo envolver al lector con la atmósfera
La importancia del clima
A menudo encontramos el clima como sinónimo de atmósfera, y no es para menos. El tiempo atmosférico no solo influye en nuestras emociones, sino que también distorsiona el mundo que nos rodea y nos hace percibirlo de un modo muy distinto.
En el cine, la lluvia es un recurso que se utiliza constantemente para intensificar el dramatismo de una escena. Ya sea para darse un apasionado beso bajo la lluvia, como hicieron Audrey Hepburn y George Peppard en Desayuno con diamantes, o para hacer más terrorífico a ese Tyrannosaurius Rex husmeando detrás del coche. Todas esas escenas, sin lluvia, perderían muchísimo, quedarían desprovistas de magia.
Lo mismo ocurre con un día soleado, que transmite unos sentimientos muy distintos, más positivos y sosegados. Un cielo encapotado sugiere misterio, expectación… Una suave nevada puede ser relajante y a la vez inquietante.
¿Y cuántas películas y libros de miedo tienen lugar en una casa mientras fuera se desarrolla una fuerte tormenta? Si se repite tanto, será porque funciona, ¿no?
La legendaria frase de Roy Batty, el beso de Spiderman con Mary Jane Watson, la paliza al último samurái, todas esas escenas no serían lo mismo sin lluvia. Sin lugar a duda, el efecto que el clima ejerce sobre el escenario es inmensamente efectivo, sobretodo cuando se trata de acrecentar emociones. Es un elemento muy poderoso, úsalo sabiamente.
La Ubicación es determinante
El dónde se va a desarrollar la historia es vital para crear la ambientación deseada correctamente. Si pretendemos contar una historia de terror, lo tendremos más fácil utilizando de escenario una vieja mansión abandonada, los suburbios de una peligrosa ciudad, una vieja y oxidada fábrica, o una cabaña en mitad de un tenebroso bosque. Esto no quiere decir que sea inadmisible contar una historia de terror en un bonito y tranquilo vecindario, un campo de golf, o en una fiesta de cumpleaños. Pero sí es cierto que, en algún momento, habrá que distorsionar esa ambientación para tornarla tétrica y oscura, hasta que se convierta en algo verdaderamente terrorífico. Como el clásico payaso asesino que persigue a sus victimas en un parque de atracciones…
Las pequeñas cosas, a veces, son las más importantes
A menudo, los detalles son una herramienta muy útil para intensificar una emoción o subrayar un aspecto que queremos resaltar ante el lector. Por ejemplo, en una escena romántica, exagerar el rojo de las rosas en la descripción o hacer hincapié en lo sensual que resulta la chica cuando se muerde el labio, son efectos que, en un contexto romántico, funcionan de maravilla.
Las Descripciones
Todo lo anterior es en vano si no se describe adecuadamente. Una descripción también tiene una pinceladas de sentimientos en ella, si esta emoción no es compatible con aquello que se pretende escribir, el mensaje no será efectivo. Podemos pretender que en una escena esté lloviendo, pues al protagonista le acaba de dejar su novia, pero si somos incapaces de transmitir la tristeza que invade al personaje, de nada nos sirve que esté lloviendo, nevando, o haciendo sol.
Si te ha interesado especialmente este artículo, te recomiendo que leas: Cómo escribir para los cinco sentidos. Ahí revelo algunos secretos para transmitir con palabras aquello que no se puede expresar normalmente. Confío de corazón en que todo esto te ayude a mejorar tu escritura y a hacerte ver el poder de las palabras.